La patrona de los contribuyentes


Quienes atendemos a los ciudadanos para ofrecerles información sobre el pago de sus impuestos, cartas de pago, notificaciones de embargo y apremios solemos encontrarnos con una actitud hostil y tres grandes sentencias: "pues en el pueblo de al lado no se pagan tantos impuestos", "¿me está diciendo que debo un recibo? le juro que yo lo he pagado todo", "¿comorrrrr, que debo cuatro años de impuestos? ¡pero si ustedes no me han dicho nada, eso es su culpa, no pienso pagar nada!". En fin, una conciencia ciudadana "envidiable". Las combinaciones de improperios, sapos y culebras son prácticamente ilimitadas y tendrán un hueco en este blog, aunque os aseguro que a veces me esfuerzo en buscar la cámara oculta en cada botón del sufrido ciudadano-contribuyente.
Primera hora de la mañana, todos los sentidos puestos en el vecino que ha decidido abandonar su jornada laboral para acercarse a su ayuntamiento a que le den el "sablazo" (otra expresión muy común), "por favor tome asiento,¿en qué le puedo ayudar?" Ni buenos días ni leches. Se sienta, saca su cartera y me planta sobre el teclado una estampa de la virgen del Rocío. "¿sabes quién es? ¿la conoces chaval?" Empiezo a fijarme en los botones, en mis compañeros (por si los veo descojonarse), en el vigilante que controla las cámaras. Aparentemente todo en orden. Me enfrento a un difícil reto. El hombre tiene medio cuerpo sobre mi mesa y sigue agarrando la estampita mientras me la planta delante de mis narices. Técnicamente sólo reconozco a Santa Rita, mi querida patrona, pero muchos años frente al televisor viendo como se dan leches por estar bajo la Blanca Paloma me dan la clave, "¿¡laaaaaaaaaaaaa Virgen del Rocío?!" Genial, prueba superada. Por su expresión había pasado el primer acertijo. A partir de ese momento cambió a un tono más que familiar, "muy bien, ya veo que la conoces y que eres un devoto. Pues yo soy de la hermandad". Esta vez me agaché y miré bajo la mesa, ¿me estarán grabando para un programa de radio?. Preferí no abrir la boca. Y al cabo de unos segundos no pude evitar soltar "¿Y bien?". Lo cierto es que todo era de lo más "normal", aquel hombre venía a por su recibos y quería que le hiciera una "rebajita" por ser devoto de la Virgen de El Rocío. Manda narices. Afortunadamente mi segundo patrón es Bill Gates, "ufffff, a mi me encantaría, además a la Virgen la llevo muy dentro de mi, pero es que el ordenador no me lo permite, el sistema me lo impide". Al hombre le pareció una gran respuesta, tanto que cuando le di las cartas de pago se abalanzó para mi y me abrazó. Creo que ya somos hermanos rocieros.

1 comentarios:

Murator dijo...

Si es que ya se sabe...la informática siempre es una buena excusa...jeje