Una "fractura" por favor


Los funcionarios que atendemos al público solemos estar acostumbrados (que no inmunizados) a los improperios, a las frases tipo "a usted le pago yo con mis impuestos" y en muchas ocasiones a una falta de respeto y educación ilimitadas. Pero también es cierto que en algunas ocasiones podemos reírnos a carcajadas por las cosas que nos piden.

Como sabéis, atiendo al público en un departamento de recaudación y por lo tanto soy una de las personas más odiadas de la ciudad (los vecinos creen que las tasas municipales van directamente a mi bolsillo y que la cuantía de las cartas de pago las hago por las tardes en casa). Esta mañana llegó una mujer, soltó sobre la mesa un montón de recibos y me pidió (amablemente), que se los "fracturara". Como en ese momento mi mente carecía del chute habitual de cafeína le pregunté de nuevo qué quería, "quiero que me hagas unas fracturas". Y no pude evitar meterme debajo de la mesa a ocultar mis lágrimas. Me imaginé en ese preciso momento a aquella mujer saliendo de la oficina con unos cuantos huesos rotos la mar de contenta.

Como yo no "fracturo", una vez repuesto la llevé al departamento correspondiente donde ya se encargaron de sus fracturas.

Evidentemente esta mujer lo que quería era fraccionar su deuda. Y si nos descojonamos del "candelabro" de Mazagatos ¿por qué no de sus fracturas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha resultado muy familiar la situación que has descrito y me ha encantado leerla. También nosotros, los funcionarios, tenemos derecho a reirnos en horario laboral.

Anónimo dijo...

Me alegra encontrarme con alguien que defiende una profesión tan desprestigada como la nuestra.

Ha sido desde luego todo un hallazgo y prometo venir por este rinconcito de la globosfera más a menudo y compartir esas aventuras cotidianas que nos van sucediendo cada día, que son muchas...

La última que me ha pasado a mi ha sido un señor que me ha dicho "buenas, vengo a que me repulse..." Imaginate mi cara...
Después de algún tiempo intentando no reir conseguí averiguar que lo que quería era ¡Una compulsa!