La abuelita de la Termomix


Por suerte me acaba de tomar un café. Todo iba normal, una señora octogenaria, de inofensiva apariencia quería los recibos de sus impuestos para pagarlos en el banco. Mientras la impresora sacaba los documentos y sin mediar palabra alguna una frase me paso en estado de alerta: soy vendedora de Termomix...desde hace once años. Estaba en peligro. Unas décimas de segundo para reaccionar; en este instante pensé cuál podría ser mi respuesta para salir de la trampa que planeaba sobre mi jornada laboral. Decidí no responder, centrar la mirada en el ordenador, desmontar la bandeja de la impresora y simular una avería. Insistió: ¿sabe usted qué es una Termomix? Uff, implorar a la existencia de otras personas que esperaban ser atendidas no servía ya que era la única criatura que en esos momentos estaba en la oficina. Entonces se me ocurrió montarme una batallita, “¡claro que conozco la Termomix, toda mi familia la tiene, mi madre me la regaló!”. Mentira cochina, pero cuando empezó a explicarme las bondades de la maquinita (“que sólo cuesta 1000 euros”) me di cuenta que me encontraba ante una profesional. Y poco parecía importarle que ya tuviese una.
Cuando daba por ganada la batalla me soltó la primera bomba, “¿y cuántos años tiene tu Termomix, qué modelo es?”. Joder, sólo se me ocurrió, “un montón”.Y entonces remató la faena, estaba perdido, “pues genial, porque ahora tenemos una promoción y te la cambiamos por el último modelo con un descuento de 300 euros. Lo puedes pagar en cómodos plazos a 25 euros al mes, aunque claro, siendo funcionario seguro que no lo necesitas...¿qué día me puedo pasar por tu casa? Y puedes quedar con tus compañeros para que vean lo útil que es...”.Tocado y hundido. Esta mujer es un peligro

4 comentarios:

Wild Ceci dijo...

Pues mi madre se la compró hace poco y es una pasada (pero no le costó tan cara), te van a hacer una demostración a casa y es una buena excusa para hacer reunión con tus amigas y convertirlos en termomixvíctimas...

Te vendrá genial para conquistar estómagos, ahorrar tiempo y mejorar tu colesterol...

Parece que las vendo yo, ¿verdad? jajajaja

Jajaja dijo...

Lo que nos faltaba. Que los ciudadanos, además de venir a quejarse, nos conviertan las oficinas en un bazar turco. ¡Seguridad! ¡Que venga seguridad!

mariajesusparadela dijo...

Qué peligro. Gracias por advertirnos...prepararé mi salvoconducto de antemano.

Anónimo dijo...

En mi primer destino la mujer de la Termomix (como tú la describres: mayor,agradable y un lince para vender) venía una vez cada 2 semanas a la sede, por todos los Departamentos como Pedro por su casa, traía recetas, organizaba quedadas para demostraciones y trataba de vender todo lo que podía.