El EBEP fomenta el "buen rollito" entre los empleados públicos


Se llama Augusto T. Torras. Es un compañero que trabaja algunas plantas más abajo. Es un mal bicho y el mejor ejemplo es que lo esquivan cuando baja a tomar café. Se hace el guay, se considera el más guapo, más alto y más inteligente. Experto en cambiar de chaquetas dependiendo del alcalde que gobierne una de sus "mejores" cualidades es la de sonreirte o decirte "qué majo eres" cuando nada más darte la vuelta te pone de vuelta y media. En sus desvaríos llega a asegurar que tiene amigos en los servicios secretos de todos los países de Oriente Medio y que podría haber sido ministro. En fin, todo un personaje.
Fijaros bien en sus lindos ojos. Estaba condenado al ostracismo hasta que ha llegado el Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) a mi ayuntamiento. La razón es sorprendente y estoy convencido que quienes redactaron este documento nunca llegarían a imaginarlo. Veréis...vamos a partir de un escenario hipotético, de una supuesta leyenda urbana: antes, en algunos ayuntamientos (que no en el que trabajo porque se ciñe históricamente, incluso antes de la desaparición de los dinosaurios, a la más estricta legalidad)las plazas a funcionario se repartían: unas cuantas para los sindicatos (y así no protestan), alguna para la oposición, otra para mi amigo Manolito, sumo y me llevo dos...Los tribunales estaban formados por representantes municipales, sindicales y algún que otro inspector descarriado de la administración autonómica. Los repartos se podían distribuir(siempre hipotéticamente hablando)en los despachos o algún restaurante. Nadie más participaba.
Pero ahora la cosa cambia. Ni sindicatos y ni políticos podrán estar en los tribunales de oposiciones. Esto significa que serán los propios funcionarios (escogidos previamente con una exquisitez tan certera como los anteriores miembros del tribunal) quienes tengan poder decisorio y quienes, en un hipotético supuesto, puedan llegar a saber las preguntas con antelación, si la prueba llevará un supuesto práctico o si en la entrevista personal deciden acusarte de neurótico.
Y ahora volved a mirar a Augusto T. Torras...porque en mi ayuntamiento se ha corrido el rumor de que será miembro del próximo tribunal y por arte de magia, desde este mismo momento interinos y laborales se dan tortas por ir (y si hace falte invitarle) a desayunar con él.
La vida te da sorpresas...ojalá se torre.