Funcionarios sin cobrar y ayuntamientos al borde del colapso: todos pendientes del salvavidas del vecino

La situación de algunos ayuntamientos es crítica. La segunda consecuencia es el impago de las nóminas de los funcionarios,  una situación que provoca la sonrisita pícara y maliciosa de quienes nos consideran sanguijuelas o de aquellos que no han tenido el empeño suficiente de sacarse unas oposiciones. Para llegar a esta segunda situación antes hay que fastidiar y arruinar a miles de proveedores, con sus correspondientes empleos directos e indirectos. No seré el primero en analizar este turbio e inquietante panorama, Antonio Arias lo hizo a la perfección en  su blog con interesantes recortes de prensa y una contundente fotografía: una vez más los españoles preferimos alegrarnos la vida con la victoria de la selección antes que ponernos a pensar un poquito en la que se nos avecina.
Tengo muy presente, porque conozco bien el caso, al ayuntamiento de Jerez de la Frontera (PSOE), con su deuda de 700 millones de euros y el impago regular de la nómina de sus funcionarios. Relativamente cerca está el de la Línea de la Concepción y podríamos disertar sobre las razones que han llevado a la ruina a los entes locales. Sería como debatir sobre el huevo o la gallina  y terminaríamos entrando en política y terrenos pantanosos. Personalmente y tras conocer a un buen número de alcaldes y políticos dudo mucho que la función primordial de un ayuntamiento sea la de ganar diero y tener superávit. La administración local no es un banco. Aún así en mi entorno tengo ayuntamientos que guardan en depósitos bancarios decenas de millones de euros de beneficios que lejos de invertirlos en infraestructuras o servicios prefieren guardarlos recogiendo por adelantado (como hace La Caixa) sus intereses anuales.
Uno de los recursos fáciles a la hora de argumentar la ruina de algunos ayuntamientos pasa por criticar sin corte alguno la gestión del político de turno. Un político no es un experto en finanzas ni un mago de la ingeniería financiera. También hay quienes aventuran que una panda de inútiles nos gobiernan y que en la empresa privada nada de esto sucedería. Y sin embargo todos conocemos el caso del simpático presidente y representante de los empresarios españoles (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán (que en unos días se paseará con Zapatero en Shangai), cuya gestión de Viajes Marsans debería haberlo puesto fuera de juego de cualquier iniciativa empresarial y sin embargo sigue tan ricamente dando lecciones al mundo sobre economía y reforma laboral.
Mientras muchos ayuntamientos están al borde del abismo centenares de alcaldes observan con atención e interés las maniobras del gobierno. En el fondo todos desean que en un desliz de un presidiente que nos tiene acostumbrados a la improvisación saque un conejo de una chistera y condone la deuda de algún consistorio emblemático... y acto seguido miles de alcaldes levantarán la mano: unos pedirán el mismo trato de favor y otros denunciarán el trato de favor. Y la polémica volverá a estar servida.
Por ahora, en los mentideros el rumor con más peso es el del posible anuncio del gobierno para que los ayuntamientos abonen todas sus deudas (fiscalizadas antes del mes de abril de 2010) de un plumazo mediante un préstamo del ICO a devolver en veinte o treinta años. Una bendición divina para las miles de empresas asfixiadas por los ayuntamientos...y también para sus funcionarios.