Lo que NO hacemos los funcionarios


A veces da la impresión de que los funcionarios somos la escoria del universo. Matamos a Manolete y los dinosaurios se extinguieron porque el funcionario de turno se equivocó en el padrón de habitantes prehistórico. Manda narices. Como somos unos vagos malos malísimos y sanguijuelas de la sociedad hoy voy a reflexionar sobre dos cosas que no hemos hecho los funcionarios:

1.- Nosotros no hemos bautizado a un contribuyente como Antonio Gilipollas Caraculo, tal y como hizo una persona de la empresa Gas Natural, que no se quedó satisfecha con la gracia y llegó a enviarle correspondencia a don Antonio. Reconozco que todos los días llegan contribuyentes con nombre y apellidos que denotan una gran crueldad por parte de sus progenitores. Y que también atiendo a muchos otros que se merecen cualquiera de los dos apellidos de don Antonio, pero nuestro tiempo no lo empleamos en estas idioteces.

2.- Tampoco ha sido ningún funcionario el que ha defraudado cinco mill millones de euros a la Societé Generale aunque debo reconocer cierta admiración por este personaje que dista mucho de ser Robin Hood tal y como estaban comentando esta mañana en algón programa de radio.

¡De todo lo demás somos culpables!

Nota: como no encuentro la foto del Sr Gilipollas os pongo la foto de un amigo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y hablando de fotos...
Vendo papeletas para la rifa del siglo:
Fotografía a escala y a todo color del creador de este blog con la pose de Mister Bean, modelo de gayumbo incluído.
(Yo me hago millonaria como sea antes de que acabe el 2008)

Anónimo dijo...

Cuanta razón tienes, querido funcionario. Nuestro santo patrón debería ser San Judas Iscariote, y así de paso nos echan también la culpa de haber entregado a Cristo... Por cierto, yo también conozco a más de uno que se ha ganado a pulso los apellidos de D. Antonio. Delenda est Carthago.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Santos, eso es lo que somos, unos santos, yo creo que en el fondo nos envidian.

Yo sería incapaz de llevarme cinco mil millones, entre otras cosas, porque no se presentará la ocasión en mi puñetera vida. Pero como además de ser santa soy mártir, encima pongo siempre una sonrisa cuando recibo a algún contribuyente-interesado-administrado, dispuesto a agriarme el día, por si así le desarmo de su mala leche, a veces, resulta.

Por cierto, fotos de gilipollas las hay a barullo en el google, lo malo es que no se llaman Caraculo, sino que la tienen.