Lo cierto es que circunstancialmente coinciden los embargos con más frecuencia en Navidad, aunque más de uno pueda pensar que una diabólica mente (en este caso muy aburrida) aprovecha estas entrañables fechas para amargarle aún más la vida a los contribuyentes. Y tiene su lógica: desde mayo hasta diciembre estamos inmersos en los periodos voluntarios de cobro. Y en diciembre toca ordenar, revisar, actualizar datos, comprar polvorones y embargar.
Ya os he comentado en otras ocasiones que la palabra embargo, especialmente si aparece escrita en una carta del banco o en una nota interna de tu empresa causa verdaderos estragos. Cualquier día de estos aparecerá un lolailo con una catana y una lata de gasolina y nos destripará a todos. Vale, lo puedo llegar a entender. Quizá no sea agradable. Quizá en algunos (pocos ) casos fue un "despiste". Quizá piensen muchas cosas (algunos me han llegado a decir que sus hijos ya no le miran con respeto), pero al final lo único cierto es que si una administración embarga es porque antes no se ha pagado una deuda. Y claro, en algunos países europeos esta decisión es impensable bajo la lógica aplastante de que los impagos deben asumirlos el resto de los mortales que, de forma sacrificada, pagan religiosamente todos sus impuestos. Aqui, in Spain, es muy habitual el gestor "amigo" o abogado de "confianza" que se queda tan tranquilo aconsejándote que la multa no la pagues ("porque es ilegal, que lo sé yo") o que el recibo prescribe practicamente por arte de magia. Y luego pasa lo que pasa...
He aprovechado la coyuntura para grabarme en vídeo mientras hacía las cartitas de los embargos. Ah, se me olvidaba...corred la página hacia abajo y sabréis lo que no veré esta noche.