No es un hecho aislado pero la llamada de ayer fue la gota que colmó el vaso. Señora mayor con acento francés. Muy indignada me manifestó que le había llegado la carta de pago de la tasa anual de basura doméstica y le parecía un abuso sin precedentes. Para esta mujer todos éramos unos chorizos que nos estábamos enriqueciendo a costa suya y de todas sus vecinas, con las que por cierto había estado hablando y se había proclamado como portavoz. Al escuchar la ristra de insultos e improperios lo primero que pensé es que a esta santa mujer le había llegado una liquidación de basura industrial en vez de basura doméstica, que suelen ser mucho más elevadas y en ocasiones se emiten por una errónea transferencia de datos con la dirección general de Catastro. Pero no. En pantalla vi que su recibo anual de basura era de 45,08 euros, o lo que es igual menos de 4 euros mensuales por la prestación de un servicio de limpieza y recogida de basuras, reciclaje, transporte a una planta de transferencia que está a más de 80 kilómetros y diversas campañas de concienciación. En definitiva un servicio público que en nuestra ciudad es altamente deficitario. Personalmente esta cantidad me parece ridícula teniendo en cuenta que es la cuota anual correspondiente a las viviendas tipo piso o apartamento sean de los metros cuadrados que sean.
Superada la perplejidad quise saber por qué razón a la señora indignada le parecía esta cantidad desproporcionada. Y la respuesta la encontré en París, donde según me explicó, los basureros le recogían gratuitamente la basura en la puerta de su casa mientras que aquí le cabreaba en exceso tener que llevarla hasta el contenedor. Ante semejante argumento he decidido ilustrar esta entrada con una linda imagen de los basureros de París recogiendo, casa por casa, la basura en los suburbios de esta ciudad.
Pues a París la mandaba de una patada en el culo.
Superada la perplejidad quise saber por qué razón a la señora indignada le parecía esta cantidad desproporcionada. Y la respuesta la encontré en París, donde según me explicó, los basureros le recogían gratuitamente la basura en la puerta de su casa mientras que aquí le cabreaba en exceso tener que llevarla hasta el contenedor. Ante semejante argumento he decidido ilustrar esta entrada con una linda imagen de los basureros de París recogiendo, casa por casa, la basura en los suburbios de esta ciudad.
Pues a París la mandaba de una patada en el culo.