"Hija de puta" el primer mes


Llevaba varios años preparándose la oposiciones. Joven, ilusionada y con muchas ganas de trabajar. Trabajar para sumar al sueldo de su pareja, comprar un piso, coger una hipoteca a cuarenta años e independizarse. Sacó la plaza. Hace apenas un mes que comenzó las clases y hace tan sólo unos días nos contó que ya la había llamado hija de puta varias veces. Un “buen” comienzo cuando le quedan casi cuarenta años para la jubilación.
Sus padres también son profesores. Acaban de jubilarse y en los últimos años han cruzado los dedos día a día para que nos les sucedieran nada y no cruzaran en sus caminos ninguna panda de adolescentes descerebrados...con padres también descerebrados Os puedo asegurar que han sido muchos años con miedo y angustia para unas personas respetuosas y educadas a las que me hubiese encantado tener como maestros.
Hace algún tiempo la profesión de maestro era envidiada por sus largos periodos vacacionales. También queda muy atrás cuando eran respetados.
Y entre algunos alumnos el panorama desalentador. La muerte hace unos años del joven Jokin ha sacado a la luz pública un mundo de agresiones y acoso moral en el ámbito educativo entre los más jóvenes.
Llega el frío. Un chocolate caliente para todos los profesores que aún desarrollan su trabajo con ilusión.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Chiquillo nos hemos puesto, no sé cómo desirlo, ¿dramático?... no eso sería muy... dramático. Eh, profundo, bueno sí, profundo está bien. Aunque, bueno, la profundidad a veces está, eh, bien.

Rocio Jurado

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Me sumo a ese chocolate caliente para los maestros que a mí me encanta esa palabra.

Me ha hecho recordar tu entrada a una de mis primeras maestras, Dña. Palmira, que hasta el nombre te causaba respeto, esté donde esté me hubiera gustado agradecerle ahora no sólo su afán porque vocalizáramos y leyéramos correctamente, sino ese amor por la literatura que inculcó en mi e imagino que en todos los alumnos.

Era tanta la admiración que despertaba que no imagino a ninguno de nosotros ni tan siquiera levantarle la voz, ya no te digo proferirle algún insulto, no sólo a ella sino a cualquiera de los profesores.

No sé qué pasa ni dónde acabará esto, pero cuando en una sociedad se pierde el respeto por los maestros, algo no anda bien. ¿Demasiada permisividad?. ¡Cómo no se van a desmotivar muchos de los que empiezan ahora como educadores!.

Saludos

Anónimo dijo...

Nuestra sociedad está tocada, pero bien tocada, en plena linea de flotación y sin botes salvavidas.

Recuerdo los versos de Quevedo, y se me ponen los pelos de punta:

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada de anciana habitación era despojos, mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada, y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.

Anónimo dijo...

Hola; acabo de sacar la oposición de profesor de secundaria en una de las Comunidades Autónomas que se encuentra muy por debajo del nivel educativo español, y ya es decir.

Creo que lo que me salvará de tener una depresión (ese tipo de baja que los ciudadanos califican de excusa para no dar clase, aunque ya he visto a profesores hablando solos), es el hecho de que me gusta la materia que voy a impartir, ya que, por lo demás, las cosas están que echan chispas.

Lo curioso es que los ciudadanos piensan que los profesores son los funcionarios más afortunados del mundo, cuando, en mi caso, nunca sentí el tiempo como algo enterno como mi primera semana impartiendo clases. Y dicen además que los nuevos profesores no tienen actitudes para dar clase, que no tienen preparación. Sin embargo, los profesores más viejos me cuentan que los alumnos han empeorado notablemente, en nivel y en respeto, directamente proporcional a la actitud de los padres.

En fin, cuando quise meterme a profesor, pensaba que todo iba a ser como cuando yo era alumno. Respeto puro y duro, tanto a los malos como a los buenos profesores, y eso que estudié en la pública. Pero ya se ve que la educación no prioridad en España, como es la de pagar impuestos, como sueles contar por aquí.

En fin, que me entretengo mucho con tus entradas, y me encanta tu visión de funcionario. Creo que a lo mejor me apunto a esto de contar las vivencias de profesor.

Un saludo.